08 octubre 2011

Transmongoliano. Tour por Mongolia (2/2)

Cuarta  jornada.
Nos levantamos a -2º,  desayunamos, recogemos y tras pagar (20.000 Tugriks de nuevo) nos ponemos en ruta… vamos dejando la estepa y nos metemos poco a poco en el desierto. Primero el Gobi medio… parece que estemos en medio de la nada… bueno ESTAMOS en medio de la nada, km y km sin ver ni un resquicio de vida.

Estamos rodeados de arena, piedras y lo que parecen grandes extensiones de agua que resultan ser auténticos espejismos… que curioso! Pasamos por las Moltzog Els, que son unas dunas de arena rojiza que aparecen de repente, y seguimos en la nada hasta llegar a Bayanzag, primera parada prevista del día. Damos una vueltecilla por estas colinas arenosas que parecen dunas solidificadas llenas de “saxaul” unos arbustos típicos de aquí.

Esta zona es conocida por que en ellas se encontraron hace casi 100 años un montón de huesos y huevos de dinosaurio. Y desde aquí avanzamos un poco en el jeep para llegar a las “Flaming Cliffs” una especie de cañón formado por esta arena rojiza petrificada  donde coincidimos con uno de los colegas que hicimos en el tren de Irkutsk.
 
Seguimos por el desierto y de nuevo aparece un pueblo: Bulgan, donde sin esperarlo nos encontramos varias sorpresas. Primero una carrera de caballos donde los jinetes son niños. Vemos la salida, se supone que durara un hora así es que mientras nos da tiempo a comer. Hoy comemos en un ger donde solo hay empanadas fritas de esas que comimos hace un par de días. Nos sirve. Mientras las preparan nos acercamos a un sitio donde están haciendo lucha. Se ve que hoy han inaugurado un templo nuevo y hay una fiesta. No es muy usual ver lucha tradicional hoy en día. Solo hay dos categorías, niños y hombres. A partir de 16 años compiten todos juntos, por lo que se ven combates muy desigualados, medio chiquillos con tiarrones, Van vestidos con unas mangas y un calzoncillo y se pelea en medio del pueblo, en la tierra.

Mientras vemos las peleas nos ofrecen desde el recinto del templo una taza de Airag (que es como un yogur agrio), unos trozos de yogur deshidratado, pan, y un cuenco con vodka… es la celebración de una nueva stupa, y lo comparten con nosotros… lo agradecemos, lo probamos todos… el airag solo le gusta a Javi y lo del vodka antes de comer… imaginad, que pelotazo!
Se hace la hora de comer y vamos al ger. Nos comemos cuatro empanadas cada uno, un poco de te mongol y tras pagar (7000 tugriks los 4) nos vamos a ver la llegada de la carrera de caballos … salimos a la vez nosotros y todos los mongoles que estaban viendo la lucha (de hecho se quedan dos ahí luchando solicos) pero cuando llegamos sólo vemos llegar al último… ya ha terminado (el de megafonía de la lucha podía haber avisado antes pues hemos llegado TODOS tarde). De repente nos llaman, nos encontramos con Barbara y Barry, nuestros compañeros canadienses de Kupe entre Irkustk y UB. Qué pequeño es el mundo… compartimos un rato de charradica, la verdad es que son muy majos… nos hacemos una foto, intercambiamos mails y nos despedimos de nuevo. ¡Esperamos volver a encontrarnos por el mundo! Volvemos al jeep, llenamos la garrafa de agua y seguimos ruta, pasamos por otro cañón donde nos dijo Mejet que se podían ver animales, pero no vimos ni uno. Hoy tenemos que llegar a los pies de la gran duna (Khongoryn Els) que aún nos queda un rato. De camino en medio de la nada encontramos camellos, sueltos, en grupos etc. cada uno a su rollo, son peludos y muy graciosos!

Llegamos sobre las 6:30 de la tarde… no da tiempo a subir hoy, iremos mañana. Vemos como ordeñan a las hembras de camello es curioso, sacan muy poca leche de cada una, unos 500ml al día, y la lactación dura alrededor de un año. Paseamos por la zona, atardece y empieza a refrescar, así es que nos metemos pronto el en ger, cenamos noodles, y puré de patatas con un preparado de huevos revueltos con cebolla de esos que tienen en el decathlon para comidas por el monte… pse. Como no hay estufica nos metemos pronto en el saco.

Quinta jornada:
Nos levantamos algo más pronto de lo habitual y tras desayunar y recoger nos vamos a subir a la duna. Hace un día buenísimo, sol pero el airecillo es fresco por lo que no nos torraremos demasiado (esperamos) hay un paseo hasta los pies de la duna, atravesamos riachuelillos y tramos de agua estancada donde hay caballos bebiendo… vamos saltando uno tras otro y  alguno se moja los pies, pero nada grave. Llegamos a los pies de la duna y empezamos a subir, al principio no parece difícil, pues está la arena medianamente dura, pero poco a poco la pendiente aprieta y se hace más cuesta arriba…nunca mejor dicho. El último tramo es de esos que das un paso hacia delante y caes dos hacia atrás , pero conseguimos llegar hasta arriba (incluso hay que apoyar las manos en algún trocillo). Hace bastante aire y la arena se mueve sin parar, se nos mete en los bolsillos, zapatillas, orejas… menos mal que llevamos la cámara dentro de una bolsa de plástico hermética que ya nos habían avisado…se ve arena por todas partes, son unos 12km de ancho y más de 100 de largo… está chulo.

Después de las pertinentes fotos cimeras nos lanzamos a tumba abierta para abajo. Corriendo por la arena bajamos en cinco minutos. Nos reímos un montón… qué ratico más bueno. Eso sí, tenemos tanta arena dentro de las zapatillas que parece que llevemos plataformas.
Volvemos paseando al ger (cada vez que dijo ger me acuerdo de mi tío J Hola Ger!), nos cambiamos de ropa y nos intentamos quitar toda la arena posible pero está complicado, no para de salir. Pagamos (tarifa estándar) y seguimos ruta. Mejet nos avisa de que hoy comeremos tarde porque  hemos ganseado un poco y salimos algo después de lo esperado. Así es que damos buena cuenta del paquete de jamón que nos quedaba con queso de camello que nos da la señora del ger antes de ponernos en ruta. Le damos jamón. No sabemos si le mola o qué. Seguimos de ruta por el gobi paralelos a la gran duna hasta que se termina la arena, de nuevo km y km de la nada absoluta.












Llegamos de pronto a un pueblo, Bayandalai, donde Mejet busca algún sitio para comer, vamos a un localete donde solo tienen dim sum al vapor, nos pedimos 4 (Mejet dice que mejor 5 y le hacemos caso), y él se pidió 10!! Sacan unas pastas caseras algo dulces buenísimas y nos pedimos un té mongol… ya somos casi de aquí. El pueblo es como otros que hemos visto, calles anchísimas con hileras de casas tras vallas de madera a trozos, alguna tienda y poco más.
Después de comer seguimos ruta y pasamos por un cañón superchulo (Dugany Am) donde parece que no va a caber el jeep entre las montañas, hay un riachuelo que discurre por dentro del cañón y Mejet nos dice que hay muchos meses del año que por aquí no se puede pasar. Es muy bonito.

Además tenemos suerte y vemos un grupo grande de Ibex que estaban bebiendo agua y echan a correr. Mejet saca los prismáticos y se ve de lujo. Aprovechamos y los chicos se lavan la cabeza con agua del riachuelo que está heladísima… al menos algo de arena se va, peo no toda. Seguimos y de repente: rueda en el suelo. Hay un clavo gordísimo clavado en la rueda y se ha deshinchado del todo, En menos de 10 minutos la cambiamos y seguimos, Qué profesional!. Un rato después llegamos a Yolin Am, un cañón donde se supone que hay “hielos perpetuos”, decidimos recorrerlo a caballo, así es que alquilamos cuatro y allá vamos! Damos un poco de risa pues no tenemos mucha experiencia en estos temas, pero es muy entretenido. Aprendemos nuestras primeras palabras en mongol, algo así como ”Tsu, tsu” o “tchu, tchu”  que es lo que se le dice a los caballos para que avancen… lo que viene siendo “arre” en castellano… hielo se ve poco,  ahora están solo en formación, por lo que vemos lo que será la cascada helada en unos meses, pero aún así el cañón es bonito y el paseo en caballo tiene su gracia.

Al parecer esto se creó como reserva de pájaros, y hay bastantes locales mirando con prismáticos. Nos dicen que hay cinco águilas por ahí, pero por más que miramos no vemos nada.
Hoy dormimos cerca de aquí,  no lo hemos explicado aún pero por las noches dormimos en gers que algunos campesinos tienen al lado del suyo y alquilan a turistas cuando pueden para  ganarse algún dinerillo. 

Nos gusta este rollo porque pagamos directamente a la gente local, sin intermediarios, a ellos les viene bien y a nosotros no nos sale caro. Son súper serviciales, y aunque no nos entendemos nada en seguida vienen a traernos queso o yogur o dulces caseros, nos traen leña o carbón o lo que hemos bautizado como “ñordos” (excrementos de animales mezclados con tierra y paja y secados al sol)  para la estufa. En dos ocasiones hemos tenido bombilla, que se alimentaba de una batería de coche. En el resto de  ocasiones que no hay electricidad nos apañamos con velas y los frontales, que tampoco está mal. Las camas sueles ser de tableros de madera y un mini colchón encima (a veces demasiado fino, por lo que suelen ser duritas), otras veces son de somier de muelles que te hundes… vamos que no hay término medio, como en todo por aquí.
Esta noche tenemos estufa y luz, lujo asiático vamos, y nos traen yogurt fresco de leche de camello… está muy bueno.

Jugamos al brandi dog, cenamos, y a dormir, que hay poco combustible para el fuego y nos estamos quedando helados. Antes de dormir un último vistazo al cielo que hoy, de nuevo, está impresionante.

Sexta jornada:
Hoy nos hemos levantado un poco más tarde, a las 8:00, y nuestra primera parada ha sido en Dalanzadgad para arreglar la rueda y comprar algunos víveres más en el “bulevar comercial” del pueblo.  Hoy toca día de carretera de camino hacia Ulan Bator, pararemos un par de veces por el camino. La primera a comer, en un pueblo (Tsogt Ovoo), donde nos comemos unos noodles buenísimos con un té mongol que sabe a tortitas de arroz en un sitio que es hotel y supermercado a la vez. Hay un montón de gente comiendo en una mesa grande, parece que trabajan en una obra de aquí al lado. Comen en cinco minutos, es una pasada lo veloces que son, Mejet también, come en un suspiro, parece que siempre tiene prisa.  Por la tarde continuamos ruta, pasamos por una zona donde hay tres gers y entra a decirle a la señora que hoy dormiremos allí, y nos lleva hasta Tsagaan Tsuvraga, que son como unas formaciones limosas blancas, unas en forma de colinas y otras en forma de cortados de unos 30 metros de alto.

Es muy chulo, hacemos muchas fotos, paseamos por la zona… parece un escenario de esos que salen en Star Wars… volvemos al ger y enfriamos en un pozo (del que cogen agua para dar de beber a los camellos en un abrevadero hecho con una rueda de camión)   unas birras que hemos comprado, hacemos un supe aperitivo antes de cenar con birra, queso, salami, cacahuetes y snaks variados mongolos.  Coincidimos con un grupo que vienen en una furgo rusa de esas que nos molan. Es la primera vez que coincidimos con turistas en el sitio de dormir. Menos mal que no vino más gente porque no había más gers.

Séptima jornada:
Tras desayunar, recoger y pagar (tarifa estándar) volvemos a la zona de ayer a ver las formaciones limosas con la luz viniendo por el otro lado. En realidad nos gustó más con la luz de ayer. Paramos en una cueva de unos 15m que se entra por un lado y se sale por el otro. Después de nuevo toca jornada de coche… nos vamos resintiendo de los baches del camino, El primer día tenía su gracia pero poco a poco nos va doliendo tó. Hacemos alguna que otra parada técnica y llegamos a comer a Mandalgov, y entramos a un pub donde sirven comidas al más puro estilo Grease, ochentero total. Comemos con birra, unos platos combinados de cordero frito con ajos y sartén de carne con verduras variadas y champiñones, además de ensalada de patata y arroz blanco. Pedimos también unas empanadillas pero no pudimos acabárnoslas y nos las llevamos para el camino. Había un tío un poco piripi en el bar todo lleno de yeso de currar y no paraba de beber birras, vino a saludarnos y nos decía cosas que no entendíamos. De repente vino una señora con ropa de curro similar a la suya ¿su madre? ¿La encargada de la obra? Y le empezó a chillar y lo sacó del bar dándole un cachete. Fue gracioso. Paramos en un taller a soldar una pieza del techo del jeep que hacía un poco de ruido y así Mejet se quedó tranquilo, que iba sufriendo desde que descubrió el ruidito.

                                        Pueblo de Mandalgov
Allí vimos una niña-niño (una niña de unos tres años, con unas caletitas monísimas que de repente se baja los pantalones y se saca la pilila y se pone a hacer pis en la misma puerta del ger. Nos quedamos de piedra!.
Por la tarde seguimos ruta hasta Baga Gazryn Chuluu, donde nos quedamos a dormir. Son unas montañas que aparecen, como todo, en medio de la nada, donde pateamos un poco y Javi, Vane y yo nos subimos al pico más alto (1768m, el Baga Gazryn Uul, y de bajada vimos la puesta de sol que fue muy chuli.
A las 7:30 ya estamos metidos en el ger, jugando al brandi dog y aperitivando, hoy sin birras. Mañana hay que madrugar un poco más así es que antes de las 0:00 ya estamos metidos en el saco.

Octava jornada:
Hoy toca volver a Ulan Bator, que tenemos que coger el tren a las 16:30. Nos levantamos en torno a las 6:30 y a las 7:45 estamos saliendo. Visitamos las ruinas de un monasterio enclavado en medio de unas rocasmuy chulas (el monasterios pse), y seguimos.

En seguida hemos parado porque el coche hacía un ruido raro que sólo oía él. ¿La junta de la trocola? No, eran algo así como la pieza donde van los rodamientos de la rueda, que por suerte llevábamos una de repuesto. Esta reparación ha sido algo más larga, en torno  una hora. Han pasado por aquí los de la furgo rusa con los que coincidimos hace unos días y se han parado a echar una mano. Han bajado dos españoles y hemos estado charrando un ratillo… vuelven pasado a España de dar la vuelta al mundo (que envidia!). Ellos se van a Pekin en avión porque han oído que las fronteras están cerradas por ser la semana de fiesta nacional china… que mal rollo, nos vemos tirados en Zamyn Uud!! Se lo decimos a Mejet y llama a Bilegt para que lo confirme.

Una vez reparado seguimos ruta, pasamos por un lago, vemos unas gacelas, y a eso de las 14:30 llegamos a U.B. Vamos directos a la estación, hay un poco de atasco y de nuevo el caos. Llegamos a la estación y comemos algo en un sitio que nos dice Mejet de los alrededores. Viene Bilget, nos confirma que si que está abierta a frontera, desde ayer, y que le ha dicho a unos amigos que vengan a recogernos a la estación y nos lleven a la estación de autobuses, que hay que pillar corriendo sitio, que todo el mundo quiere cruzar la frontera y se monta lio. Nos acompaña a cambiar pasta a Yuanes, nos despedimos de Mejet y Bilget nos acompaña al tren, nos deja en nuestro vagón y se despide de nosotros. Hemos tenido una experiencia muy buena con ellos. No dudaríamos en repetir.

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