06 octubre 2011
Nos despertamos a las 5:00 más o menos para prepararnos pues a las 6:30 llegamos a Ulan Bator. Desayunamos, recogemos, nos despedimos de Barbara y Barry (me han caído bien, ayer él me dijo que yo tenía mucha personalidad... :) Conozco a un coleguita nuevo que hay en el compartimento de al lado... es americano, de Iowa, y solo tiene dos añitos... nos hacemos una foto para el recuerdo.
Llegamos y en la estación nos está esperando Mejet, con un cartel con el nombre de Javi (¡que importante! podía haber puesto el mío...) a primera vista parece un tío majo.
Nos subimos con él al coche y nos vamos en dirección al guest house, donde se supone que vamos a dormir esta noche, aunque aún no hemos cerrado nada. Atravesamos el centro de U.B. (así lo llaman algunos, para acortar) hay poca gente y poco tráfico... Mejet nos dice que ya veremos luego... Llegamos a la casa, y aunque está cerca del centro, la zona parece un poco dudosa, pero una vez dentro está bien. Es un piso con dos habitaciones, baño, aseo y cocina, para nosotros solos. No es que sea nuevo pero a nosotros nos sobra. Además tiene internet y todo! Viene la mujer de Mejet (Bilget) que es la que "corta el bacalao" y con ella acabamos de organizar el tour para salir a la mañana siguiente. Al final nos decidimos por un tour de ocho días y no iremos a Datong, así podemos ir al Gobi, que era una de las cosas que más nos apetecía... a ver si vemos a Mortadelo y Filemón. Nos dan una hora para prepararnos y a las 9:15 nos recogen y nos llevan al centro. Menudo cambio en el tráfico! hay unos atascos impresionantes, y conducen como locos, parece que no tengan intermitentes ni ná...y pitan sin parar!. Nos acompañan a sacar dinero del cajero, a cambiar los últimos Rublos que nos quedaban por Tugriks, a la farmacia a por algo para el resfriado (no sea que nos pongamos malitos en el tour...) y luego a comprar los billetes para Zamyn-Üüd el miércoles a las 16:30. Queríamos ir en tren hasta Erlian, que hay uno que sale a las 20:00, pero los miércoles no circula, así es que nos quedaremos en el último pueblo de Mongolia y desde ahí buscaremos la forma de pasar a China a Erlian, el primer pueblo. Nos dicen que hay muchas taxis que se dedican a pasar a la gente de un lado a otro por un módico precio. Ah! una cosa, los billetes nacionales se compran en la propia estación pero los internacionales no, se sacan en otro edificio saliendo del parking de la estación, de espaldas a la misma, a mano izquierda.
Una vez terminadas las gestiones nos dejan en el centro de la ciudad, y nos encomendamos a Bilget, nos dicen que desde hace un par de años ay muchos carteristas por U.B., así es que le dejamos a ella nuestros pasaportes, 60.000 tugriks y las visas (¡esperemos que realmente sean de fiar!) nos quedamos en el Departamental Store, que es más o menos como el Corte Inglés de aquí, y después de dar una vuelta por dentro callejeamos, vemos tiendas de souvenir, nos encontramos con Juan canós, un señor de la Vall d'Uixo, que tiene un negocio de zapatos y está casado con una móngola (como dice él) nos cuenta un poco su vida y nos deja su tlf por si tenemos problemas. Vamos después a tomar café, encontramos un sitio de "los de aquí" y mientras planificamos la ruta nos tomamos nuestros primeros tés mongoles (regular regular...) y dos platos al tun tun de la carta, que resultaron ser salchicha frita con huevo y arroz y dim sum al vapor rellenos de carne, todo típico mongol y por menos de 3 € en total! vemos la plaza de Suhbaatar, donde está el parlamento, y está repleta de gente, también vemos unos recién casados haciéndose fotos en la escalinata del parlamento...
En la plaza hay un museo (cerrado) y un teatro donde hay mucha gente mayor en la puerta, pero no sabemos por qué. Como ya no es temporada turística los museos y templos tienen horarios más reducidos que en verano. Algunos museos incluso cierran varios días a la semana. Seguimos callejeando por el norte de la ciudad. Llega un momento en el que parece que se acaba la ciudad. No hay más calles asfaltadas y solo se ven vallas de madera hechas polvo, con gers dentro de alguna de las parcelas, calles de tierra...a primera vista podría parecer un barrio de chabolas... Para ir al monasterio se puede rodear esta zona o atravesarla. Decidimos atravesarla sin mayor problema. Luego podremos comprobar que este es el aspecto que tienen muchos pequeños pueblos del interior. y que es el origen de muchas ciudades de Mongolia. Tal vez también de esta. Visitamos el monasterio de Gandandegchenling, muy interesante, donde hay monjes budistas jovencitos cantando y estudiando... es una pena que no entendamos nada de la religión budista... vemos un buda inmenso, de más de 26 m de alto (la entrada al complejo es gratis pero para entrar a ese templo hay que pagar 3500 Tugriks por persona (los extranjeros). Por fin consigo hacer lo de “…yo yo yo yo yo yo quiero el cuchiiiiiiillo” ¡que momentazo!
Cambia el tiempo, esta mañana hacía sol. De repente aparece una tormenta de arena, y ahora llueve... ya os habían avisado de que en Mongolia es posible ver las cuatro estaciones del aun sólo día, y esto es solo el comienzo...
Seguimos callejeando, nos acercaos a la Tsuki House a ver si hay espectáculo de Danza mongola, que nos habían recomendado... pero parece que está cerrado. Nos vamos a comer a un sitio que nos dijo Bilget de especialidades mongolas, (Nomad House) donde pudimos probar órganos vitales de cordero, sopa extremadamente densa, y carne de cinco tipos distintos de animales. Es la comida típica de los nómadas que necesitan mucha energía para el frio invierno... para nosotros un poco cebatil, pero a pesar de lo que pueda parecer nos gustó prácticamente todo.
Después de comer seguimos conociendo la ciudad, vemos otro monasterio, la biblioteca, un monasterio convertido en museo, y una especie de teatro donde sí hay espectáculo de danza y música mongola, pero llegamos tarde y además la entrada valía 20.000 tugriks por persona por lo que lo dejamos pa otra vez. Vamos al supermercado a comprar algo para cenar y al llegar hay un "segurata" que nos hace dejar los bolsos en unas taquillas sin llave ni nada, que se supone que el vigila (ay madre) compramos, salimos, y todo sigue ahí. (menos mal!). La verdad es que esta ciudad es para verla, por muchas fotos que hagamos jamás se podrá percibir el caos reinante y las cosas algo surrealistas para nuestra mentalidad occidental que vemos por la calle. Hay muchas calles sin asfaltar, aceras (donde hay) con el pavimento levantado, montañas de arena, zanjas que llevan abiertas meses como poco, más del 80% de las farolas que vemos no funcionan, ya que parece que el cableado se lo ha llevado alguien, más de la mitad de las alcantarillas sin tapa (bastante peligroso), dos carriles por los que circulan tres filas de coches, pasos de cebra que no respeta nadie, gente cruzando la calle a lo burro cuando vienen coches en los dos sentidos, coches que se cruzan o cambian de dirección sin tan siquiera señalizarlo... y es que encima la mitad de los coches tienen el volante a la izquierda y la otra mitad a la derecha (importados en Japón de segunda mano)...lío total. Sin duda es la ciudad más caótica que he conocido. Además aquí tiene una concepción del espacio vital distinta a la nuestra, la gente presiona en las colas de un modo impresionante, parece que tengan prisa... y otras curiosidades: hemos visto gente en la calle con puestecillos de tabaco o caramelos sueltos que también tienen un teléfono fijo con antena para que la gente realice llamadas desde allí. Otros con una báscula como la que había en casa de nuestros abuelos donde la gente se pesa en medio de la calle (pagando)...
Pero hay muchas cosas aquí que nos han gustado: son super honrados, al menos con los que hemos tratado directamente no hemos tenido ninguna sensación de que nos quisieran engañar, además es un gusto que los carteles están todos en mongol y en inglés, la gente de los bares, tiendas, estación, aduana... hablan todos en inglés, aunque sea un poco, lo que permite entenderte perfectamente, por lo que en este sentido parece que están mucho más avanzados que en Rusia (al menos por lo que nosotros hemos vivido allí). Nos llama la atención que hay un montón de sedes internacionales (de la OMS, ONU, UNESCO, entre otras) y también vemos muchos coches de lujo y algunas urbanizaciones con seguridad privada, edificios muy modernos... en definitiva esta es una ciudad de contrastes.
A pesar del caos reinante en ningún momento nos hemos sentido inseguros (bueno quizá cruzando la calle) lo cual no quiere decir que no pasen cosas, pero al menos para nosotros ha sido una experiencia positiva... no sé yo si nos vendríamos a vivir aquí pero desde luego es una ciudad que merece la pena conocer.
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