08 octubre 2011
Después de acostarnos tardecico (entre hacer la cena…tortilla de patatas y longanizas de cordero…mmm, reservar hostel en Pekin, actualizar el blog, duchas varias, etc.) nos despertamos a las 7:30. Nos asomamos por la ventana… ¡sorpresa! ¡Está todo nevado! Ya nos habían dicho que en Mongolia puedes ver cuatro estaciones en un día y así fue, por la mañana solazo, por la tarde tormenta de arena y lluvia, y por la noche… nieve.
Nos recogen Mejet y Bilget a las 8:30, nos traen el programa de la ruta, el recibo de las 2/3 partes del tour que pagamos por adelantado y nos devuelven todo (pasaportes, tarjetas y dinero) menos mal! vamos al súper a aprovisionarnos para ocho días perdidos por ahí (desayunos y cenas, pues se supone que comeremos en “restaurantes” locales). Gastamos 80€… no está mal.
Cargamos el jeep de Mejet hasta arriba entre comida, mochilas, sacos, mantas, gasolina, ruedas de repuesto… es un 4x4 ruso muy robusto. Mola. Salimos, un poco de caos urbanístico más (bueno va, bastante), y rumbo a Khögno Khan Uul (reserva natural). Son muchas horas de carretera (una especie de carretera nacional de las de España) algo cascada, con mucho bache, asfalto levantado, etc. Paramos a poner gasolina, a hinchar las ruedas en una especie de taller que son como casuchas de una planta hechas polvo... en realidad parecen zonas de chabolas. Tuvimos que parar en tres “talleres” hasta que por fin, a la cuarta pudimos hinchar las ruedas. Comimos de camino en un restaurante “to guapo” que nos remonta a varios años atrás. Mesas con hule y una maceta, y nada que te haga saber que eso es un restaurante… hay mesas y un pequeño mostrados como la recepción de un hotel. La carta el mongol: sopas carnes y ensaladas, y de beber tés variados. Pedimos una sopa de verduras y tres platos combinados de cordero, arroz blanco, pisto y col y zanahoria, muy bueno, unos tés para beber todo por 15.000 tugriks (unos 9 euros los cuatro). Al salir de comer aprovechamos para ir al baño (una caseta con suelo de tablones de madera donde falta estratégicamente el del medio y debajo un agujeraco lleno de to lo malo… (Peor que el peor que vimos en Marruecos), y de vuelta al coche oh!! Rueda pinchada. Menos mal que Mejet es un crack y la cambia en menos de 10 minutos. Fuimos a otro taller a arreglarla y seguimos.
Pusimos gasolina varias veces (hay que ver lo que consume el jeep!!) y seguimos ruta… el paisaje es chulo, estepa y montañas, que con la nieve tienen bastante encanto
Pusimos gasolina varias veces (hay que ver lo que consume el jeep!!) y seguimos ruta… el paisaje es chulo, estepa y montañas, que con la nieve tienen bastante encanto
De repente en medio de la carretera Mejet gira y se mete por una zona sin asfaltar, ¡comienza la aventura! Unos 10-12 km por “caminos” que en realidad son huellas que han dejado otros jeeps a su paso durante meses, y llegamos a una zona entre montañas donde ya no se puede seguir más, ahí hay tres gers y un antiguo monasterio en ruinas y otro nuevo. No hay nadie por ahí, Mejet se va a buscar gente y nos dice que nos demos una vuelta… paseamos entre la nieve, las montañas, hacemos fotos…el entorno es muy chulo, un amplísimo valle y al final, encajado entre montañas rocosas, la zona de gers y templos…que pena que esté nublado… vemos aparecer a Mejet con dos camas encima del jeep, parece que dormiremos aquí.
Llegan dos señoras y un señor locales, y empiezan a acondicionar un ger, traen una estufa de leña, forran la parte inferior del ger por fuera, metemos las camas… encienden la estufa con un soplete (a tope) descargamos y nos dan las llaves de los templos para que vayamos a visitarlos.
Al parecer la señora es “monje” de los templos que nos cuenta Mejet que la ultima vez los reconstruyó su abuela, pues fueron destruidos dos veces anteriormente. Se llama Övgön Khiid.
Llegan dos señoras y un señor locales, y empiezan a acondicionar un ger, traen una estufa de leña, forran la parte inferior del ger por fuera, metemos las camas… encienden la estufa con un soplete (a tope) descargamos y nos dan las llaves de los templos para que vayamos a visitarlos.
Al parecer la señora es “monje” de los templos que nos cuenta Mejet que la ultima vez los reconstruyó su abuela, pues fueron destruidos dos veces anteriormente. Se llama Övgön Khiid.
En seguida se está de lujo, hace hasta calor, nos hacemos la cena, cenamos los cinco junticos nos tomamos un té y nos vamos a dormir pronto… ha sido un buen día.
Segunda jornada:
Nos despertamos a las 7:30, se está genial pues han venido a encendernos la estufa de madrugada… desayunamos, recogemos, pagamos (20.000 Tugriks los 4) y seguimos ruta. Hace un día buenísimo: ha salido el sol y parece que hace menos frío que ayer… volvemos a la carretera por otro camino, pasando por una dunas de arena medio nevadas (Mongol Els).
Continuamos por asfalto hasta que por el camino nos encontramos un ovoo es como una montaña de piedras para hacer ofrendas a los dioses y rezar, que hay que dar tres vueltas alrededor y tirar unas piedras para que de buena suerte (o algo así nos cuentan), y varias stupas (son como símbolos-relicarios) que se dice que albergaban las cenizas de los Budas Históricos…
Continuamos por asfalto hasta que por el camino nos encontramos un ovoo es como una montaña de piedras para hacer ofrendas a los dioses y rezar, que hay que dar tres vueltas alrededor y tirar unas piedras para que de buena suerte (o algo así nos cuentan), y varias stupas (son como símbolos-relicarios) que se dice que albergaban las cenizas de los Budas Históricos…
Avanzamos hasta llegar, previo paso por un peaje en esta estupenda carretera, a Kharkhorin, antigua capital de Mongolia cuyo mayor interés hoy en día es que en ella está Erdene Zuu Khiid, que fue el primer monasterio budista del país.
Se dice que en su día tuvo entre 60 y 100 monasterios, pero hoy en día, tras lo que llaman “purgas” de la época de Satalin, se destruyeron todos menos 3. La entrada al monasterio es gratis, pero para ver los templos, hoy museos, se pagan 3500 Tugriks por persona, y hay una guía que habla inglés (con bastante acento) que nos lo explica todo… aunque hay cosas que no acabamos de pillar. Y es que el budismo es todo un mundo, nos enseña distintos budas, animales protectores, máscaras, ofrendas, frescos que narran historias parecidas al infierno y el paraíso Cristianos… y después seguimos ruta por libre. Entramos al templo donde hay una ceremonia con monjes que cantan y dicen cosas que no entendemos, además dan palmas y hacen sonar instrumentos de un modo, a nuestro juicio, descompasado. En la puerta hay un niño pequeño (monje) rezando, tumbándose boca abajo en el suelo y levantándose como si hiciese flexiones sin parar. Creemos que le han castigado por “malo”, al menos en los 40 minutos que hemos paseado por ahí no ha dejado de tumbarse y levantarse… pobrecico! Salimos a ver la tortuga de piedra que hay a 200m a la izquierda de la puerta opuesta a la que hemos entrado…
Dedicada a Ariadna y su familia.
Se supone que había cuatro que marcaban los límites históricos de la ciudad y tenían función apotropaica (dedicado a Ana). Salimos y Mejet nos sube a la colina del Sur del monasterio a ver otra roca en forma de tortuga y otra en forma de pene, que se supone que se hizo para evitar la lujuria de los monjes… hace un poco de risa, la verdad.
Se dice que en su día tuvo entre 60 y 100 monasterios, pero hoy en día, tras lo que llaman “purgas” de la época de Satalin, se destruyeron todos menos 3. La entrada al monasterio es gratis, pero para ver los templos, hoy museos, se pagan 3500 Tugriks por persona, y hay una guía que habla inglés (con bastante acento) que nos lo explica todo… aunque hay cosas que no acabamos de pillar. Y es que el budismo es todo un mundo, nos enseña distintos budas, animales protectores, máscaras, ofrendas, frescos que narran historias parecidas al infierno y el paraíso Cristianos… y después seguimos ruta por libre. Entramos al templo donde hay una ceremonia con monjes que cantan y dicen cosas que no entendemos, además dan palmas y hacen sonar instrumentos de un modo, a nuestro juicio, descompasado. En la puerta hay un niño pequeño (monje) rezando, tumbándose boca abajo en el suelo y levantándose como si hiciese flexiones sin parar. Creemos que le han castigado por “malo”, al menos en los 40 minutos que hemos paseado por ahí no ha dejado de tumbarse y levantarse… pobrecico! Salimos a ver la tortuga de piedra que hay a 200m a la izquierda de la puerta opuesta a la que hemos entrado…
Dedicada a Ariadna y su familia.
Se supone que había cuatro que marcaban los límites históricos de la ciudad y tenían función apotropaica (dedicado a Ana). Salimos y Mejet nos sube a la colina del Sur del monasterio a ver otra roca en forma de tortuga y otra en forma de pene, que se supone que se hizo para evitar la lujuria de los monjes… hace un poco de risa, la verdad.
Comemos en un sitio “de los de aquí” lo más parecido a un mini chiringuito cutre de playa pero en Enero, cuando están medio abandonados. Aunque está en una zona supe turística, justo en la entrada del templo. Tiene unos 8m2, una mesa grande con hule, y unos bancos repintados de azul. Dentro una cocina de 2m2 que abre directa al “salón” donde hay una señora preparando empanadillas. Comemos sopa de verduras con carne, tsuivan que son como empanadas de cordero pero hechas al vapor, y otras fritas que no sé como se llaman-… todo muy bueno.
Tras un rato de duda de saber por dónde seguir, pues queríamos ir al monasterio de Tövkhön pero el rio por lo visto va muy lleno, y no se puede atravesar e ir por la ruta normal, así es que tenemos que decidir si ir por otro camino, desviándonos o seguir con lo previsto y pasar la noche con una familia nómada, nos decantamos por lo primero, creemos que a mejet no le mola nuestra idea, además parece que esa ruta supone conducir más rato… ya veremos. Abandonamos los caminos asfaltados que parece que no vamos a volver a ver hasta dentro de 5 días, y nos metemos de nuevo por zonas sin camino definido 100% cruzamos el rio por un puente y vamos recorriendo el margen izquierdo del rio sin parar de dar botes dentro del jeep… hay varias zonas en la que pensamos que no vamos a poder pasar y nos planteamos decirle a Mejet que si no lo ve claro de la vuelta, pero al final llegamos a la parte del camino por la que él quería cruzar y se supone que ya estamos en terreno conocido, ahora bien para nosotros sigue habiendo trozos “del miedo”, y botes de un lado a otro…
Además no entendemos como se orienta, porque hay mil caminos, cada uno hacia distintos lados, se cruzan, discurren paralelos un rato, y luego se bifurcan… el paisaje es precioso, seguimos el Orkhon Gol, y circulamos por un amplíiisimo valle de tonos dorados salpicado de gers y animales pastando tranquilamente. Paramos a hacer alguna foto, y a la altura de “nosabemosqué” mejet gira a la derecha y nos adentramos en el valle que nos lleva al monasterio, donde vemos los primeros yaks de nuestra vida ¡qué animal más curioso! Tienen mucha lana colgando!! Molan mucho.
El camino se complica cada vez que el coche se inclina lateralmente Vane cierra los ojos y los demás la miramos para ver su cara. Es bastante entretenido, yo voy saltando de un lado a otro…
Además no entendemos como se orienta, porque hay mil caminos, cada uno hacia distintos lados, se cruzan, discurren paralelos un rato, y luego se bifurcan… el paisaje es precioso, seguimos el Orkhon Gol, y circulamos por un amplíiisimo valle de tonos dorados salpicado de gers y animales pastando tranquilamente. Paramos a hacer alguna foto, y a la altura de “nosabemosqué” mejet gira a la derecha y nos adentramos en el valle que nos lleva al monasterio, donde vemos los primeros yaks de nuestra vida ¡qué animal más curioso! Tienen mucha lana colgando!! Molan mucho.
El camino se complica cada vez que el coche se inclina lateralmente Vane cierra los ojos y los demás la miramos para ver su cara. Es bastante entretenido, yo voy saltando de un lado a otro…
Llegamos al monasterio. Mejet nos deja en un parking y nos dice que hay unos 2,5km de camino, comenzamos a andar por la nieve y poco a poco hemos ido subiendo hasta llegar arriba, donde en encallado en medio de unas rocas en la cima de una colina se encuentra el monasterio.
El sitio es precioso, y el camino también, los árboles tienen unos colores otoñales variadísimos, de nuevo ha salido el sol, y las vistas desde el monasterio son muy chulas. El monasterio se destruyó en 1937 y se construyó de nuevo con fondos públicos hace unos 10-15 años, es parecido a otros que hemos visto pero sin duda lo mejor de este es su ubicación. Además está muy tranquilo, vemos un monje rezar y un par de turistas que han subido a caballo pero nadie más. Emprendemos ruta de vuelta y deshacemos los 3km que finalmente había de camino. Es curioso hay carteles con flechas que indican el camino y la distancia que has recorrido, no la que te queda, con lo que es un poco lioso. Mejet nos espera (de nuevo a limpiado el coche: alfombrillas impecables) arrancamos en un suspiro… es que este hombre no para! Y seguimos ruta por otro valle, igual de chulo aunque esta vez vemos montañas nevadas de fondo…una de ella muy alta. Nos vamos aproximando y va anocheciendo, el camino cada vez es peor y nos sabe un poco mal, pasamos dos puentes de tablones medio levantados de madera que no pasarían una ITV de puentes ni de coña. Pasamos varios ger pero no paramos. Al final en una zona que hay cuatro o cinco paramos y se baja. Habla con la mujer, se acerca a uno de ellos y viene a por nosotros. Dormimos aquí. Es un ger algo más pequeño que ayer, con cinco camas en círculo, y la estufa en medio que a mujer se apresura a encender. Hay una bombilla que funciona con una batería de coche que está en medio del ger. Secamos las zapatillas, hacemos la cena: hoy Mejet no duerme con nosotros, así es que le damos un poco de fuet que trajimos de España antes de que se vaya a cenar al otro ger. Cenamos, y no tardamos mucho en irnos a dormir… ha sido un día muy completo, estamos algo cansados pero contentos, eso sí, la estufa da un calor espectacular: dentro del ger estamos en manga corta y cuesta meterse en el saco… ya vernos cuando se apague que pasa…
El sitio es precioso, y el camino también, los árboles tienen unos colores otoñales variadísimos, de nuevo ha salido el sol, y las vistas desde el monasterio son muy chulas. El monasterio se destruyó en 1937 y se construyó de nuevo con fondos públicos hace unos 10-15 años, es parecido a otros que hemos visto pero sin duda lo mejor de este es su ubicación. Además está muy tranquilo, vemos un monje rezar y un par de turistas que han subido a caballo pero nadie más. Emprendemos ruta de vuelta y deshacemos los 3km que finalmente había de camino. Es curioso hay carteles con flechas que indican el camino y la distancia que has recorrido, no la que te queda, con lo que es un poco lioso. Mejet nos espera (de nuevo a limpiado el coche: alfombrillas impecables) arrancamos en un suspiro… es que este hombre no para! Y seguimos ruta por otro valle, igual de chulo aunque esta vez vemos montañas nevadas de fondo…una de ella muy alta. Nos vamos aproximando y va anocheciendo, el camino cada vez es peor y nos sabe un poco mal, pasamos dos puentes de tablones medio levantados de madera que no pasarían una ITV de puentes ni de coña. Pasamos varios ger pero no paramos. Al final en una zona que hay cuatro o cinco paramos y se baja. Habla con la mujer, se acerca a uno de ellos y viene a por nosotros. Dormimos aquí. Es un ger algo más pequeño que ayer, con cinco camas en círculo, y la estufa en medio que a mujer se apresura a encender. Hay una bombilla que funciona con una batería de coche que está en medio del ger. Secamos las zapatillas, hacemos la cena: hoy Mejet no duerme con nosotros, así es que le damos un poco de fuet que trajimos de España antes de que se vaya a cenar al otro ger. Cenamos, y no tardamos mucho en irnos a dormir… ha sido un día muy completo, estamos algo cansados pero contentos, eso sí, la estufa da un calor espectacular: dentro del ger estamos en manga corta y cuesta meterse en el saco… ya vernos cuando se apague que pasa…
Bona nit!
Tercera jornada:
Nos levantamos a las 7:30 y tras desayunar cosas del país
Y recoger nos acercamos a la Orkhon Khürkhree que es una cascada que está a 200m de donde hemos dormido… en la guía pone que hay unos 10 meses al año que no lleva agua, pero tenemos suerte y cae con fuerza.
No es una caída muy larga pero el paraje es muy bonito… llegamos por la parte alta, la vemos desde arriba y después destrepamos un trozo de pared para verla desde abajo. Hacemos las fotillos de rigor, hace fresco, los laterales de la cascada tienen “chuzos de punta” y si metes la mano en el agua sacas trocitos de hielo… ganseamos un rato y volvemos a encontrarnos con Mejet (antes Javi baja de nuevo a por un guante que había perdido Vane…que cabeza). Pagamos (20.000 tugriks, tarifa estándar) y nos subimos al coche camino de nuestro siguiente destino. Hoy se prevé un día de bastante coche (jornada de transición). El primer tramo es por un valle parecido al de ayer, muy bonito, con riachuelos, colinas, animales pastando tranquilamente… paramos al lado de una manada de yaks ¡que pelazo! Y nos acercamos bastante pues nos dicen que no son peligrosos. El sol brilla y el cielo está completamente despejado, parece que hoy también tenemos suerte. Salimos del parque natural Khangai Nuruu y seguimos ruta. Llegamos a un pueblo y cuando pensamos que nos vamos a quedar si gasolina de repente aparece un pueblo. Repostamos y nos pregunta si comemos ahora o preferimos esperar a comer al siguiente sitio que nos dice que llegaremos tras una hora de viaje, aunque nos dice que en ese sitio solo hay una opción de comida. Son las 12:30, decidimos seguir ruta. El paisaje cambia, ahora es árida estepa con menos gers y muchos menos animales… es una zona con poco agua. Tras una hora y media de conducción “free style” aparece de fondo una carretera (asfaltada) perpendicular a nuestra ruta, donde aparecen un par de gers, uno de los cuales será nuestro “restaurante”. Entramos, hay una mujer y parece que estamos en su casa, es un espacio único donde hay un lavabo, una mesa, un sofá, un tocador, un altar y al centro una estufa de leña que se alimenta de “cacas´” de animal. Mejet nos dice que nos podemos sentar a verla cocinar (esto es un auténtico show cooking) Vemos como saca unas patatas y una cebolla, pela y corta. Nos damos cuenta de que a nuestro lado, sobre un mueble hay un trozo de carne cruda, parece la pata de un animal. Enfrente hay una tabla de madera en el suelo con otro buen jarrete, que la señora coge y se lleva al sofá donde se sienta a cortar varios trozos que serán parte de nuestra comida. Levanta la tapa de la estufa de leña y encaja una especie de wok donde empieza a cocinara fuego vivo. Cuando lleva un rato saca de un saco unos noodles caseros hechos a mano que pone también en el wok y lo sofríe. Huele genial. En breve está hecha la comida.
Nos pone unos platacos y unos tés mongolos (no hay otra cosa de beber). Es de las mejores cosas que hemos comido por aquí. Pagamos 14000 tugriks por los 4 y seguimos. Por supuesto no por la carretera asfaltada, sino por otro camino. Seguimos viendo estepa, el paisaje no es tan bonito como el de los otros días y es algo monótono, así es que damos algunas cabezadas durante el camino (parece increíble con la de botes que da el coche). Lo más relevante de este trayecto es que en una de las paradas nos encontramos con dos en una moto que se pararon a nuestra altura, sacaron unos prismáticos y tras un rato mirando se acercaron a la moto y sacaron ¡un teléfono fijo! Que montaron para hacer una llamada… También en una parada nos dimos cuenta de que una válvula de una rueda perdía, así es que en otro pueblo por ahí perdido (Saikhan-Ovoo) repostamos y fuimos a un taller. Mientras Mejet arreglaba la rueda nos dimos un paseo por el pueblo, bastante destartalado… la concepción de pueblo de aquí no es como la de un pueblo en España, calles anchísimas sin asfaltar y casas de una altura con una valla de madera viejuna…eso sí había de todo: tienda de móviles, concesionario de coches, ultramarinos, dos bancos, colegio, parque infantil, karaoke-pub… parecía el pueblo de “los niños” pues había por todas partes. Cuando Mejet acaba la reparación nos recoge como una exhalación en medio del pueblo y seguimos, al poco rato llegamos a Ongiin Khiid, es una pequeña zona montañosa al lado del rio Ongiin donde se encuentran las ruinas, bastante descuidadas, de dos monasterios, que al menos uno de ellos debió ser grandísimo. Hay también un pequeño monasterio construido en 2004 que más bien parece una casa de campo. Hay varios tourist camps, alguno hasta con sauna e internet. Nosotros vamos al último, el más austero de todos pues son conocidos de Mejet y parece que tampoco le mola mucho el rollo de los tourist Camps (y nosotros encantados!). En este ger hay un pequeño lavabo (un deposito que llenamos con agua de nuestro termo que desagua en una papelera que al menos nos permite asearnos un poco. También hay una bombilla y hasta un enchufe. No hay estufa pero Mejet nos ve cara de frio y nos consigue una estufa eléctrica que debe tener 50 años, pero bueno, algo calienta. El cielo de hoy es espectacular, no sé si alguna vez he visto tantas estrellas juntas y mira que al monte he ido muchas veces… se ven todas las constelaciones! Hasta la osa mayor y la osa menor a la vez! Cenamos y nos vamos a la camita que mañana hay que hacer bastantes km…
Y recoger nos acercamos a la Orkhon Khürkhree que es una cascada que está a 200m de donde hemos dormido… en la guía pone que hay unos 10 meses al año que no lleva agua, pero tenemos suerte y cae con fuerza.
No es una caída muy larga pero el paraje es muy bonito… llegamos por la parte alta, la vemos desde arriba y después destrepamos un trozo de pared para verla desde abajo. Hacemos las fotillos de rigor, hace fresco, los laterales de la cascada tienen “chuzos de punta” y si metes la mano en el agua sacas trocitos de hielo… ganseamos un rato y volvemos a encontrarnos con Mejet (antes Javi baja de nuevo a por un guante que había perdido Vane…que cabeza). Pagamos (20.000 tugriks, tarifa estándar) y nos subimos al coche camino de nuestro siguiente destino. Hoy se prevé un día de bastante coche (jornada de transición). El primer tramo es por un valle parecido al de ayer, muy bonito, con riachuelos, colinas, animales pastando tranquilamente… paramos al lado de una manada de yaks ¡que pelazo! Y nos acercamos bastante pues nos dicen que no son peligrosos. El sol brilla y el cielo está completamente despejado, parece que hoy también tenemos suerte. Salimos del parque natural Khangai Nuruu y seguimos ruta. Llegamos a un pueblo y cuando pensamos que nos vamos a quedar si gasolina de repente aparece un pueblo. Repostamos y nos pregunta si comemos ahora o preferimos esperar a comer al siguiente sitio que nos dice que llegaremos tras una hora de viaje, aunque nos dice que en ese sitio solo hay una opción de comida. Son las 12:30, decidimos seguir ruta. El paisaje cambia, ahora es árida estepa con menos gers y muchos menos animales… es una zona con poco agua. Tras una hora y media de conducción “free style” aparece de fondo una carretera (asfaltada) perpendicular a nuestra ruta, donde aparecen un par de gers, uno de los cuales será nuestro “restaurante”. Entramos, hay una mujer y parece que estamos en su casa, es un espacio único donde hay un lavabo, una mesa, un sofá, un tocador, un altar y al centro una estufa de leña que se alimenta de “cacas´” de animal. Mejet nos dice que nos podemos sentar a verla cocinar (esto es un auténtico show cooking) Vemos como saca unas patatas y una cebolla, pela y corta. Nos damos cuenta de que a nuestro lado, sobre un mueble hay un trozo de carne cruda, parece la pata de un animal. Enfrente hay una tabla de madera en el suelo con otro buen jarrete, que la señora coge y se lleva al sofá donde se sienta a cortar varios trozos que serán parte de nuestra comida. Levanta la tapa de la estufa de leña y encaja una especie de wok donde empieza a cocinara fuego vivo. Cuando lleva un rato saca de un saco unos noodles caseros hechos a mano que pone también en el wok y lo sofríe. Huele genial. En breve está hecha la comida.
Nos pone unos platacos y unos tés mongolos (no hay otra cosa de beber). Es de las mejores cosas que hemos comido por aquí. Pagamos 14000 tugriks por los 4 y seguimos. Por supuesto no por la carretera asfaltada, sino por otro camino. Seguimos viendo estepa, el paisaje no es tan bonito como el de los otros días y es algo monótono, así es que damos algunas cabezadas durante el camino (parece increíble con la de botes que da el coche). Lo más relevante de este trayecto es que en una de las paradas nos encontramos con dos en una moto que se pararon a nuestra altura, sacaron unos prismáticos y tras un rato mirando se acercaron a la moto y sacaron ¡un teléfono fijo! Que montaron para hacer una llamada… También en una parada nos dimos cuenta de que una válvula de una rueda perdía, así es que en otro pueblo por ahí perdido (Saikhan-Ovoo) repostamos y fuimos a un taller. Mientras Mejet arreglaba la rueda nos dimos un paseo por el pueblo, bastante destartalado… la concepción de pueblo de aquí no es como la de un pueblo en España, calles anchísimas sin asfaltar y casas de una altura con una valla de madera viejuna…eso sí había de todo: tienda de móviles, concesionario de coches, ultramarinos, dos bancos, colegio, parque infantil, karaoke-pub… parecía el pueblo de “los niños” pues había por todas partes. Cuando Mejet acaba la reparación nos recoge como una exhalación en medio del pueblo y seguimos, al poco rato llegamos a Ongiin Khiid, es una pequeña zona montañosa al lado del rio Ongiin donde se encuentran las ruinas, bastante descuidadas, de dos monasterios, que al menos uno de ellos debió ser grandísimo. Hay también un pequeño monasterio construido en 2004 que más bien parece una casa de campo. Hay varios tourist camps, alguno hasta con sauna e internet. Nosotros vamos al último, el más austero de todos pues son conocidos de Mejet y parece que tampoco le mola mucho el rollo de los tourist Camps (y nosotros encantados!). En este ger hay un pequeño lavabo (un deposito que llenamos con agua de nuestro termo que desagua en una papelera que al menos nos permite asearnos un poco. También hay una bombilla y hasta un enchufe. No hay estufa pero Mejet nos ve cara de frio y nos consigue una estufa eléctrica que debe tener 50 años, pero bueno, algo calienta. El cielo de hoy es espectacular, no sé si alguna vez he visto tantas estrellas juntas y mira que al monte he ido muchas veces… se ven todas las constelaciones! Hasta la osa mayor y la osa menor a la vez! Cenamos y nos vamos a la camita que mañana hay que hacer bastantes km…
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